lunes, 1 de marzo de 2010

Tormenta de arena

El viernes nos fuimos de excursión al desierto. El día parecía que iba a ser bueno. El sol lucía, hacía un poco de viento con lo que el calor no se notaría tanto, pero... Al poco de salir, vimos que el aire era un poco más fuerte de lo que pensábamos y parecía que se estaba comenzando a formar una tormenta de arena. A medida que nos ibamos alejando de la ciudad, el tiempo fue mejorando algo.
Llegamos a nuestro destino. La duna enorme que se ve desde bastante lejos.


Es el pico más alto que se ve en la foto


Parecía que el viento se había calmado algo y nos subimos todos hasta la zona más alta de la duna. A los 10 minutos de llegar y estar sentaditos arriba del todo disfrutando de las vistas de las dunas, empezó a soplar con más fuerza el viento y, la foto que veis, es de todos bajando a toda velocidad porque, ahí arriba, aunque no parezca demasiado alto en las fotos, sopla el aire que es un primor.



La duna no parece excesivamente alta ni en fotos ni viéndola ahí mismo desde la parte inferior, hasta que empiezas a subirla. La arena, cuando la vas pisando para ascender, empieza a caer como si pincharas con algo en la superficie y saliera agua que no te deja seguir avanzando hacia arriba con facilidad. El parecido que tiene con el agua de debido a la gran finura de la arena. De hecho, cuando llegamos a casa y nos duchamos, encontramos arena has ta debajo de la ropa interior. Parecía como si hubiéramos ido a la playa con una señorita que yo me sé y hubiésemos hecho una guerra. Que te encuentras arena hasta en los más recónditos lugares de tu anatomía.

Pues lo dicho, subimos, bajamos corriendo como locos y nos resguardamos detrás de los coches para comer. Los bocadillos, empanadas, croquetas y demás no están igual de buenos que si no se hubieran llenado de arena, pero ya sabemos dónde estamos. 

De todos modos, si lo piensas positivamente, tienes un 2x1. Mientras comes estás recibiendo un tratamiento exfoliante, porque la arena pica cosa mala pero te deja la cara y resto de zonas expuestas al aire más suaves que el culito de un bebé.

Llegó un momento en el que tuvimos que recoger porque la cosa se empezaba a poner fea de verdad. Salvo una parada técnica para volver a llenar los neumáticos de aire para poder circular por carretera normalmente y sin destrozarlos (cuando vas a conducir por arena, conviene vaciar bastante los neumáticos para evitar quedarte atascado).

De regreso a la ciudad, cuando llegabamos a la autopista se transformó todo en naranja. Era como una niebla espesa, muy espesa, pero en naranja y que si te pilla fuera del coche duele y no puedes respirar demasiado bien.
Riyadh está situada sobre una meseta. Esa meseta presenta un corte vertical muy brusco que normalmente se ve con más o menos nitidez. El viernes a la vuelta, se intuía. No se veía nada de na.


Esta es parte de la subida



Este es el desnivel de la meseta de la ciudad con el resto. Pues esto no se veía ni cuando llegamos a la zona que está cortada por la carretera. Te dabas cuenta porque de repente notas que la carretera está adquiriendo una pendiente más que considerable.

Esta foto (y el resto de las de la tormenta) la hizo el que lleva aquí 6 meses y no engorda ni un gramo :P
Ésta es de cuando estabamos hinchando las ruedas.


Y esta es cuando ya habíamos llegado a la autopista. Llegó a ponerse algo peor, porque no podíamos ver ni lo que teníamos delante.

El mayor problema que te puedes encontrar es a los zumbados que van a 130 por el carril izquierdo, sin visibilidad y con las luces de emergencia o a los que van medio parados por la derecha o, en ocasiones, por el carril central con las luces de emergencia también.
 Cuando volvimos a la ciudad ya había bajado mucho la tormenta. Esta es la estampa que nos quedó.


Hoy hemos tenido otra pequeña tormenta. Parece ser que ahora estamos en la época. 
Lo que os voy a poner es una foto de Lola, Manolo y Toribio que nos acompañaron en la primera excursión que hicimos al mismo lugar pero ellos tuvieron la suerte de que les hizo un tiempo fantástico.


Ésta fue su primera excursión, porque siempre nos olvidamos de los pobres en casa.
Pedimos disculpas a los afectados.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Nacho, Me encanta seguir tu blog día a día.
Las fotos y tus relatos están genial.

Un saludete desde Iberia

Cuca dijo...

Pues las mayorías de las fotos, últimamente, son de mi señor marido.
Muchas gracias de parte de los 2.

Crispal dijo...

Qué chula la foto de Lola, Manolo y Toribio (éste gigante en comparación con ellos). ;-)