miércoles, 20 de octubre de 2010

Uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que tienes la cabeza a punto de explotar. Te duele una barbaridad y la aspirina no te ha ayudado demasiado a que eso cambie.

Antecedentes: Llevan toda la santa semana reparando la tela asfáltica de la cubierta del edificio, o eso era lo que ponía en el papelito de la notificación. Porque dudo mucho que sólo la estén arreglando ya que no se paran de oír martillazos y taladros y ninguno de los 2 me parece que tengan demasiado que ver con pegar tela asfáltica..

Hoy precisamente, que estaba esperando como agüita de mayo ese mini ratito que te echas después de comer para ver si conseguía dormir 15 minutejos y que se quitara este dolor de cabeza, se ha ido al garete completamente. 

Cuando mi queridísimo me ha abandonado para irse a trabajar, me ha enseñado cómo y dónde consiguen estos perturbadores del silencio del momento siesta en días de dolor de cabeza y en el resto de la semana a horas intempestivas (siempre antes de las 8 de la mañana para luego descansar a las 10 o símplemente dejar de hacer ruido).

Éste es el centro del mal, mi descansillo.... Y yo sin poder darle al interruptor...



Ahí está el cable que baja por las escaleras...

Continúa y sube a algún lugar en el que no había enchufe...

Y sí, ahí está el enchufe con el interruptor que no puedo tocar y que no existía ayer!!!

Esta gente se molesta en plantar un enchufe para, acto seguido, plantarle como unos campeones los cables pelados en la caja. Con un par!!! Al menos, cuando yo trabajaba en la obra, la vaguería estaba algo más parecido a justificada, porque sólo metían los cables en los alargadores, vamos, que no se molestaban en dejar un enchufe tan bien colocado para luego meterle los cables. Yo me los cargaba hoy a todos..