miércoles, 22 de junio de 2011

El zoco de las princesas

El año pasado ya había oído hablar de un lugar al que llamaban el zoco de las princesas.
Se supone que la historia del sitio era algo así como que las princesas de éstas tierras no podían llevar el mismo vestido dos veces, así que lo vendían de segunda mano en el lugar en concreto.

Imagino que sería bonito. Vestidos muy elegantes o símplemente muy llamativos y usados una única vez.
Ahora no tiene nada que ver. Lo primero que escuché del lugar es que podías encontrar ropa tirada de precio. No digo barata, porque no está barata: está tirada de precio.
Lo segundo que escuché fue que me llevara guantes de látex para no tener que tocar la ropa que había allí o cualquier otro elemento que pudiera estar interesada en comprar sin antes haberlo pasado por desinfección total.
Ya sabéis, la última del Chuache  :P

Pues bien, el grupo de loquísimas que se enteran de todo y se apuntan también a todo y que he tenido la suerte de conocer éste año (gracias chicas, aunque no por llevarme a éste zoco) decidieron organizar una visita a tan ilustre lugar. Se supone que seríamos como 8 o así y nos quedamos sólo en 4.

Ésta es de las primeras imágenes que vimos a eso de las 9 de la mañana que estaban empezando con el despliegue de las telas o lonas que cubrían tan magno espacio (ni que decir tiene, que las fotos están hechas con gran disimulo y porque aún no había llegado ni el tato).

Zona de muebles


Muebles + electrodomésticos

Más muebles en perfecto estado de conservación

No se qué me gusta más, si la cuna o el radiador..

Ésta era sólo una de las zonas. Una explanada gigantesca llena de todos los cachivaches imaginables. Unos en mejor estado que otros, pero la mayoría en condiciones no muy buenas.
Se puede encontrar absolutamente de todo. Había un puesto de cafeteras y, justo al lado, otro con aparatos de aire acondicionado, lo siguiente eran cocinas, frigoríficos y un largo etc. 
Todo ello apiñado sin mucho órden, algunos puestos incluso mezclados entre sí.
Por supuesto, el precio para un expatriado creo que es mayor que si eres de la zona. El precio sigue siendo de risa, pero seguro que más alto.

Siguiente zona: textil
Vamos hacia donde están los vestidos, abayas, batas y demás.
He conseguido sacar éste vídeo a escondidas y mi queridísimo me ha hecho el favor de recortarlo un poco porque se le veía la cara a una de nosotras, así que lo único que se escuchaba era que "éste es el zoco de las princesas y luego comentaba lo monísimo que era el vestido blanco y negro que aparece en la foto que hemos dejado de unión entre los otros 2 tramos de vídeo. Pero para haceros una idea de cómo son los puestos y de la belleza de vestidos que ahí se venden, sirve perfectamente.


Éstos puestos están más protegidos y más diferenciados entre sí que los que habíamos visto hasta el momento. Luego veríamos otros que hasta tenían tabiques de separación en los que estaban sentadas en el suelo las filipinas y las saudis buscando ropa que directamente sacaban de los sacos de ropa que tenían en esas tiendas. Lo cierto es que es un espectáculo digno de ser visto y que yo, si no ocurre algo de una extrañeza incomparable, no volveré a ver en lo que me queda de santa vida.

Entramos en el primer puesto. Las tiendas están organizadas en pasillos que los forman los percheros en los que tienen toda la ropa. Me resultó un tanto extraño que pasara un saudi justo por el pasillo en el que estaba yo. Sobre todo cuando el resto de los pasillos estaban libres y los pasillos no son especialmente anchos.
En esa primera tienda es donde conseguí sacar el vídeo sin que me vieran y continuamos alucinando con los modelitos que se vendían e intentando encontrar algo más normal, si es que lo había..

Pasamos a otra zona y yo estaba parada en un pasillo bastante ancho de separación entre puestos cuando de repente noto que un tío me toca el culo. Lo cierto es que no me lo esperaba y lo único que me salió fue gritarle de todo menos bonito (lo malo es que me salió en español). Mis compañeras me preguntaron qué había pasado y una de ellas se puso a gritarle también como una loca. Una saudi mayor que estaba allí, cuando se enteró de lo que había pasado nos demostró de una forma muy gráfica lo que había que hacer en esos casos: te quitas el zapato y te lías a leches con él.

A partir de ese momento, todo el rato en alerta. Lo malo de estar en alerta es que te das cuenta de que llevas una media de 4 babosos rondándote allá donde vayas. Terminé con dos de las 3 con las que iba haciéndome de guardaespaldas. Si nos metíamos en una tienda, pasaba una, me ponían en el medio y luego pasaba la otra.
Cambiábamos de tienda y yo era la parte central del sandwich. Pero lo peor era que cambiábamos de tienda y los otros nos seguían.

Vamos, la hora y media más larga que recuerdo haber pasado en mucho tiempo. En cuanto de despistabas o relajabas un poco, alguno que no habías visto se las apañaba para pasar muy pegadito a tí. Aunque sea simplemente que se rozara su brazo contra el tuyo o el brazo con tu espalda.

Nos asustamos de verdad cuando pasó uno que me rozó la espalda y yo ya estaba suficientemente cabreada y agobiada y le grité y salió mi rescatadora detrás de él gritándole como una loca. Nos asustamos porque nos costó que volviera y dejara de perseguirlo.
Ya os he dicho que en éste país está prohibido comer cerdo. Lo que no estoy muy segura es de si os he contado mi versión. Así que ahí va... Está prohibido porque no se permite el canibalismo. 

Pero bueno, al final no pasó nada, ahora lo contamos riéndonos pero espero volver allí cuando las ranas críen pelo y les salgan alas.

Ésto es lo que pasa cuando se tiene a gran parte de un pueblo sin educación y totalmente reprimido. Que tienen excedente de cerdo y a los extranjeros no nos permiten traerlo para consumo propio.

2 comentarios:

serviola dijo...

La próxima vez que nos veamos te enseño algunos movimientos de defensa personal y también de ofensa al personal. Se van a enterar.

Cuca dijo...

Los de ofensa personal los tengo guardaditos aquí, que a éstos los carga el diablo y no tienes la más remota idea de por dónde pueden salir.
De los otros no me vendrían mal unas clases.
Un beso niño, que ya queda menos para vernos