Hay en este país unos cuantos restaurantes que resaltan sobre los otros a los que puedes ir con más frecuencia.
El domingo anterior terminamos en un japonés que estaba en un hotel. El Marriot. Estaba todo riquísimo.
Cuando llegas, te sientan en una especie de recibidor con sillones individuales y una mesa baja mientras preparan la mesa para que entres. Hay como 5 "mesas" en las que hay una plancha central en la que te cocinan la comida en el momento en el que te lo vas a tomar.
Si me llegan a cambiar por una de las ruedas del coche cuando salimos de allí para ir a casa, no se hubiera notado lo más mínimo. ¿He dicho que todo estaba de escándalo?
Por supuesto, no sale tan económico como el Shushi Yoshi, pero merece la pena meterse de vez en cuando en estos sitios, porque la calidad se nota y, al ser en general todo distinto, pues parece que no estás del todo en este país.
Como le hicimos un 3,14 a la hora de pagar al amigo que nos llevó a cenar allí y nos encargamos de recibir nosotros la factura, le dejamos que nos invitara el domingo siguiente donde él quisiera.
El domingo siguiente fue este domingo pasado. Nos llevó de nuevo al árbol de Navidad (que ya no está iluminado en verde, sino en blanco) que está lleno de restaurantes.
Terminamos en un restaurante brasileño cenando en la terracita. El restaurante estaba decorado de forma bastante agradable. Ritmos latinos sonaban de fondo y algún pasodoble que pusieron (en muy pocos sitios de los que he estado hasta ahora hay música de fondo. Creo que también es pecado).
La terracita estaba equipada con calentadores y, al fondo, se podía ver una barra móvil para colgar ropa repletita de abrigos típicos de estas tierras por si alguien tenía frío, se lo prestan durante la cena.
De hecho, 4 occidentales que se habían venido sólo con la camisa, pidieron un abrigo cada uno.
La cena consiste en buffet libre de ensaladas y de postres y fruta. En medio de dichos platos, se pasan los camareros con pinchos repletos de carne cocinada a la parrilla y con un cuchillo enorme. Se van acercando por las mesas, te cuentan de qué es la carne y, si quieres, colocan el pincho cerca de tu plato y te cortan la cantidad que les pidas de forma que te cae directamente en el plato.
Esa noche cenamos ternera (que no parecía que hubiera terminado la carrera aún, vamos, que estaba buena), bisonte, gacela, pollo con romero, alguna cosa rara más de la que no me acuerdo ahora mismo y le dimos la vuelta a unas piezas de metacrilato que tienen un punto verde por un lado que indica que pueden seguir pasándose por tu plato para echarte más carne y otro punto rojo para indicar que ya no quieres más.
Nuestro amigo, que ya conocía el sitio le preguntó al camarero que si no había cocodrilo, serpiente y ese tipo de carnes más raras que solían traer. El camarero nos dijo que ya no les dejaban traer esas carnes porque era pecado, ya que resultaba bastante complicado matar a un cocodrilo según el rito musulmán.
Pues nada, nuestro gozo en un pozo, aunque la verdad, es que cenamos muy bien.
No he hecho fotos del sitio porque había por ahí unos cuantos saudíes, y preferí no tocar mucho las narices. De lo que sí que he conseguido hacer fotos es de los cartelitos de los baños. No son para hombres y mujeres:
Y en el siguiente combate se enfrentarán batman y la mujer de la más cara de acero (o de oro, podría decirse :P).
Realmente no hay problema, porque en este país se encargan muy mucho de que estén convenientemente separados los baños de hombres y los de mujeres. Lo que puede ser un incordio porque si consigues encontrar los baños puede que sean los de hombres y eso no significa que hallas conseguido encontrar los de mujeres.
El dinero que se deja esta gente en decoración o símplemente los acabados de los edificios no es ninguna tontería. El baño de mujeres tenía una pared entera de un mármol que tenía bastante veteado de distintos tonos y el resto del baño (suelo, encimera y paredes) enterito de granito negro.
Pero como se puede apreciar, que te dejes un dineral en decoración, no significa que lo tengas que hacer necesariamente con gusto y estilo.