Hemos salido ésta mañana que teníamos que comprar unas cosillas por un centro comercial.
Tras visitar un par de ellas, nos dirigimos a la tercera cuando veo por el rabillo del ojo a un saudi que viene detrás de nosotras y nos dice algo.
Nos hacemos las suecas porque creemos que es un motawa. Al final se pone tan plasta diciendo: sister, sister...(que ni soy su hermana ni lo quiero ser) y siguiéndonos hasta el interior de la tienda.
Ya paramos a ver qué quiere y ya preparadas para taparnos la cabeza, cuando, de repente, se pone a señalarme a mí en la zona de los pies que estaban escondidos debajo de la abaya como muestra el primer documento gráfico:
Desde luego, debo de ser bastante golfa para ir enseñando 4 dedos de los pies....
Yo alucinando y no entendía porqué me señalaba a las piernas si llevaba la abaya cerrada.
Mi amiga diciendo que lo sentía, pero que no le entendíamos porque sólo hablaba en árabe y nada en inglés. Y nada, él seguía insistiendo en árabe.
Hasta que el buen hombre hace un gesto como que me tenía que abrochar la abaya y yo, golfona y provocadora como soy, le enseño esa pedazo abertura que queda en la base de la abaya y que, por supesto, estaban abrochados todos los botones de la fantástica bata negra.
Documento gráfico 2:
Es lo que tiene ir provocando, que cuando caminas, un hombre te puede ver medio tobillo un segundito de nada si se molesta en ir vigilando el suelo y hacer un giro de cabeza digno de la niña del exorcista, porque venía detrás de nosotras y no de frente. Es que los tobillos los carga el diablo.
Lo más cachondo, es que ésta gente se supone que no deberían mirarte y, muchísimo menos, dirigirte la palabra a no ser que tú te dirijas antes a ellos, pero les da igual. Ellos guardarán la virtud sobre todas las cosas.
Al final, nos dio por imposibles y se largó sin hacer la más mínima referencia a nuestro pelo al aire.
A éste deberían ponerle únicamente los tobillos.
Al final no me quedó muy claro si era por la abertura de la abaya o por las sandalias. Pero vamos, no creo que él estuviera dispuesto a comprarme un zapato cerrado y a mí ni se me habría pasado por la cabeza, teniendo en cuenta que ya marcan los termómetros 44º a la sombra.
Como diría el gran Ford Fairlane: "Cuánto gilipollas y qué pocas balas"