Se nos marcha un compañero de mi marido definitivamente del país (que te vaya fenomenal por tu tierra).
Antes de marcharte, tienes que hacer muchas cosas para dejar todo cerrado y en orden. Entre esas cosas está el vender el coche. Para venderlo, parece ser que te tienes que ir a un sitio (y sólo todo ese sitio en la ciudad) a conseguir un papel.
Según me han contado, es una locura. Vas con tu coche y hay 3 filas que van a parar a unos puestos similares a los de pago de peaje en una autopista. Pues bien, ya os he contado en otras ocasiones que ésta gente y su falta de educación no tienen la menor idea de lo que es respetar una fila o cualquier cosa con un poco de orden que se le parezca. Yo éste tipo de atascos sólo lo he vivido una vez al pasar por un control entrando en la ciudad y me pareció brutal cómo se mete la gente, como si en ello le fuera la vida.
Por lo que me han contado, ese atasco en el que estuve yo, era un caminito de rosas.
La escena era tal que todo el mundo metiéndose a lo bestia, empujándose unos a otros con los coches (con los rozones y abolladuras que ello conlleva), y mejor que no te metas, porque te la pueden liar.
Vamos, lo mejor para poder vender tu coche en las peores condiciones para la carrocería.
Pues bien, éste chico estaba esperando y un amable taxista frenó un poco para permitirle entrar en la fila. Cuando se disponía a entrar, el coche de detrás del taxi decidió que no le daba la real gana de que se pudiera meter, embistió al taxi que, de rebote, dio un golpe al coche de nuestro amigo.
Con un par!
El pobre taxista el que habían dejado tipo sandwich pidió disculpas por algo de lo que no había tenido culpa.
Nuestro amigo se bajó del coche y le dijo al cretino de conductor (ya sé que con cretino me quedo más que corta, pero creo que ni lo peor que se me ocurre para él me parece justo y suficiente) que qué pasaba, que lo que habían hecho no era normal y que llamaría a la policía.
Acto seguido se bajaron el cretino y sus amigos y le dijeron que sí, que llamara a la policía que ya hablarían ellos con quien viniera y ya le dirían que nuestro amigo se había puesto a despotricar de Alá, del profeta, de la religión musulmana y de todo lo que a ellos se les ocurriera decir.
Nadie llamó a la policía porque ya se sabe quién va a perder de antemano en una disputa con un saudi frente a la policía. Desde luego, el saudi que se piensa que es el amo del mundo y que puede ir por ahí pisoteando a todo el que quiera se irá de rositas.
El coche se ha quedado con una puerta que no abre. Y todo ha sido por no perder un puesto en la fila porque nadie es más que ellos o, más bien, porque ellos son más que nadie. Es lo que pasa cuando le das a un puñado de tribus que no saben ni hacer la O con un canuto cantidades desorbitadas de dinero en vez de un poco de educación y respeto.
No son todos así, pero ya se sabe, destaca más lo malo (de lo que en éste país, por desgracia, hay demasiado) que lo bueno.
Protagonista e inminentemente repatriado, si ves algo que no ha sido así, no dudes en corregirlo y gracias.